No hay peor lucha que la que libras contigo mismo, contigo misma. Pero cuando te venzas, disfrutarás

Atrapados por los miedos. Inmovilizados por el terror que nos da el no sentirnos capaces. Tantos anhelos y deseos que nunca llegan a ser realidad ya que no los perseguimos con fuerza, alegría e ilusión. Esas ganas de ser felices pero que nunca lo llegamos a ser. Tantas voces en nuestra mente que nos dice que no es posible, que eso es muy difícil, que sólo unos cuantos tienen la suerte, que ya no estamos a tiempo, que nos falta preparación, que ya estamos mayores para eso, que no lo merecemos, y un largo etcétera.

Todas estas voces y muchas más, sólo suceden en tu mente. Ahí se libran las batallas más crueles. Ahí se generan todos esos miedos que no te dejan volar alto, y cada vez más alto. Ahí están todas las limitaciones que no te dejan ser la mejor versión de ti mismo, de ti misma. Ahí están registradas todas las programaciones que te dicen que no eres capaz, y que no lo mereces.

La peor de las batallas es la que libras contigo mismo, con esa parte de ti que te encadena, te ata, y no te deja ser libre. Otra parte de ti desea volar muy alto y ser libre; entonces empieza la contienda.

La victoria será para esa parte de tu mente sobre la que centres toda tu energía y atención. Siempre serás tú quien decida a cuál darle tu poder, ya que es la que se levantará victoriosa.

Si logras romper las cadenas que te ataban para ser y hacer lo que de verdad quieres; si logras vencerte a ti mismo, disfrutarás el gozo de la más dulce de las victorias, porque le has ganado a la parte más difícil y dura de ti mismo. Después serás invencible y no habrá nadie que te diga que no eres capaz de algo, puesto que ya no lo escucharás.

Recuerda la frase que dice, “el guerrero invencible no es el que gana mil batallas, sino el que se vence a sí mismo”.

Gracias por estar ahí.

“Q-La Vida”

Luis Montoya Birrueta