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No estamos en el Universo. Somos el Universo.


Luis Montoya Birrueta

Cuando nos enseñaron/aprendimos sobre el sistema solar en el que estamos, nos decían que estamos en un planeta llamado Tierra, que giraba alrededor de una estrella a la que decimos Sol, y que a su vez estamos en una galaxia llamada Vía Láctea, y que todo esto está en un Universo “infinito”.

Además, si a esto le sumamos el hecho de estar en un grandísimo vacío, nos da la sensación de estar muy alejados de los otros elementos del Universo.

Esta idea y creencia nos lleva a sentir que todo se encuentra desconectado, lejano, y disperso en la infinidad del Cosmos, que somos un punto más en esta inmensidad.

Por un lado, las observaciones del espacio profundo han dado como resultado el hecho que este Universo es finito, y me refiero a la parte física/material que lo compone, es decir, todas las estrellas, galaxias, supercúmulos, y complejo de supercúmulos galácticos; aunque lo que sigue siendo infinito es el espacio que contiene y es a su vez, la materia que percibimos.

Por otro lado, nuestros científicos siguen haciendo sus investigaciones para ver lo que hay detrás de la materia, aquello que está más allá de las partículas sub-atómicas, y entre más buscan, más siguen encontrando; digamos que no encuentran el punto final.

En mi percepción y entendimiento, tanto ese espacio infinito así como los componentes profundos de la materia, es energía en muy distintas y variadas manifestaciones, frecuencias y longitudes de onda, tanto en ultra-alta vibración, como en ultra-baja.

Sugiero que este Cosmos que conocemos, forma parte de un campo infinito de energía, en el que todo es potencialmente posible.

En consecuencia, si todo es un campo de energía absoluto, y no hay nada que pudiera estar fuera de él, entonces todo está formando parte de dicho campo. Es energía manifestándose materialmente (en el caso de nuestro Cosmos) en las distintas formas que percibimos.

Albert Einstein propuso que la energía estaba contenida en la materia y que se podía liberar. Cuando esto sucede, la conformación de la materia cambia y la energía vuelve a manifestarse de otra forma, de ahí que “la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma”.

Tomando todo esto en cuenta, ahora podemos apreciar e integrar la idea que absolutamente todo lo que conocemos, está formando parte de algo más, y que a su vez, forma parte de algo más. Digamos como ejemplo, que las partículas sub-atómicas están formando a los átomos, y estos a las moléculas, y estos a las células, y estas a los tejidos, y estos a los órganos, y los órganos al cuerpo.

Si fuéramos una partícula sub-atómica, y viéramos al exterior, hacia nuestro cuerpo, veríamos que es un Universo y que somos muy diminutos con respecto a éste. Sin embargo, estamos formando parte de todo un sistema llamado cuerpo, en este caso.

Además, dado que todo es todo, y todo está interconectado con todo, cada acción, tendrá una reacción en esa Unidad, tarde o temprano, o desde cualquier lugar, hasta cualquier otro.

Recuerda siempre y nunca olvides que eres un elemento fundamental en todo este campo de energía, en este Cosmos, ya que sin ti, este Universo no estaría completo. Eres inmensamente necesario(a), para que todo pueda ser todo.

Gracias por estar ahí.

Te amo.

“Q-La Vida”

Luis Montoya Birrueta

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