¿Nos han seducido para que llenemos vacíos emocionales con tantos sabores y hermosos colores de los
- Luis Montoya Birrueta
- 24 oct 2016
- 2 Min. de lectura
Estamos tan acostumbrados a ver una grandísima variedad de productos alimenticios en los supermercados y grandes superficies, tales como galletas de mil marcas, sabores, colores, formas. Si llegamos a los zumos, sucede lo mismo, nos encontramos con muchas marcas, colores, tamaños, sabores. Para la leche otro tanto de lo mismo, y dicho sea de paso, está demostrado que no es necesaria para nosotros una vez que dejamos de ser amamantados.
Pan, bollería, conservas, fruta, verduras, embutidos, quesos, yogures, mantequillas, pizzas, productos congelados, y un larguísimo etcétera. Eso sin mencionar todos los otros productos de higiene, limpieza, vestido, etc.
¿Pero realmente es necesaria toda esa comida? ¿Alguna vez te has parado en medio de los pasillos de tales supermercados a ver todos los productos que hay?
Si supiéramos lo que necesita nuestro cuerpo para funcionar y fuéramos conscientes de ello, veríamos que mucho más de la mitad de los productos que hay…no son necesarios en lo absoluto.
Hemos sido seducidos para que llenáramos vacíos emocionales mediante la ingesta de comida con preciosos colores, deliciosos sabores artificiales, bocados perfectos que se ajustan a nuestra boca, presentaciones que nos facilitan su consumo. Estamos tan acostumbrados a ello, que ni siquiera nos damos cuenta de tal engaño.
En lugar de eso, cada vez compramos más y más comida; cada vez comemos más hasta que el estómago queda por encima de su capacidad. Hacemos concursos para ver quién come más.
Siempre hay de todo en todo momento, y prácticamente en cualquier lugar. Perotodo eso no es necesario. El cuerpo funciona con muy poco, y es tan noble, que procesa con su máximo esfuerzo todo lo que le metemos. Incluso hemos llegado a dejar de escuchar lo que nos dice que necesita.
Te invito a que la próxima vez que vayas a un supermercado o grandes superficies, veas todos los productos que están a la venta, y reflexiones si de verdad son necesarios. Pero cuidado con la voz que pueda venir junto con los antojos. Y luego acude a un mercado o tienda pequeña del vecindario, y veas la gran diferencia que hay.
Gracias por estar ahí.
“Q-La Vida”
Luis Montoya Birrueta
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