Coraje. Ira. Resentimiento. Rabia. Cólera. Odio… es fuego que arde en quien los mantiene. ¿Qué pasar
- Luis Montoya Birrueta
- 28 ago 2017
- 2 Min. de lectura

Las emociones que luego se convierten en sentimientos cuando se viven, forman parte fundamental de nuestra experiencia humana. Están ahí para ser sentidos y colorear nuestras vidas. Tales sentimientos emiten un pulsación y vibración de energía que llega, mediante la interconexión absoluta, a todo el Universo; digamos que los sentimientos son el lenguaje del Universo.
Estamos muy acostumbrados a permitir que los hechos y acciones externas dictamen la forma en que nos sentimos, por ejemplo, si alguien “me hace” algo que me sienta mal, entonces me molesto y le echo la culpa a esa persona. Si la ciudad en la que vivo no me gusta, o no está como me gustaría, entonces me quejo y digo que la culpa es de los gobernantes por tenerla así. Y la lista podría prolongarse muchísimo hasta cubrir todas las emociones y sentimientos que percibo/siento todos los días de mi vida.
Pero tenemos la capacidad potencial para gestionar nuestras emociones, es decir, tomar el control (más no represión) sobre la forma en que elijo sentirme, y no permitir que el exterior sea el que decida cómo me debería sentir.
Dicha gestión la podemos hacer mediante el uso consciente de los filtros (percepciones e interpretaciones) que hay en nuestra mente; yo le llamo filtros mentales. (Esto ya lo hemos compartido en otro artículo, y está disponible por si te interesa leerlo).
Sin embargo, llega un momento de nuestras vidas en el que ya hemos experimentado distintos y variados sentimientos, otros se han reprimido o enquistado en nuestro interior, pero que en realidad somos nosotros quienes hemos elegido sentir, o reprimirlos.
Dentro esta gama de emociones, hay unos que se llegan a convertir en una carga intensa y lastimosa en nuestras vidas; llegan incluso a alterar la bioquímica de nuestro organismo, a tal punto que lo pueden destruir completamente.
El coraje, ira, resentimiento, rabia, cólera, odio, son emociones que nos llevan a estar “peleados con el mundo”, como si todo estuviera en nuestra contra, como si todos quisieran hacernos daño; el mundo se convierte en una amenaza y le declaramos la guerra, y entre más centramos nuestra atención en éstos, entre más hablamos de ellos, más crecen y se hacen incluso más intensos. Nos encontramos entonces teniendo una vida insoportable y que muchas veces se convierte en un vivir sin sentido aparente.
Pero esos sentimientos tan negativos, y digo negativos ya que te alejan de tu bienestar, no están en ningún lugar más que en tu corazón; ahí se quedaron cuando, sea como sea, recibiste ese daño exterior y ahora solo tienes coraje, ira, odio, resentimiento, pero ya no están esas personas o esos hechos que te llevaron a tal estado, sólo están las emociones guardadas en ti, y se irán una vez que decidas marcharlas, una vez que decidas dejarlas ir. ¿Para qué mantenerlas contigo si sólo te hacen daño?
Tienes el poder para ordenar que se vayan, para quitar tu atención en ellas y perdonar, dejar ir, liberarte.
Eres tú quien las carga a diario; eres tú quien tiene la última palabra para dejarlas ir.
Suéltalas, perdona, y perdónate. Pero recuerda, eres tú quien tiene la última palabra.
Te amo.
Gracias por estar ahí.
“Q-La Vida”
Luis Montoya Birrueta
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