Cuando te venzas a ti mismo, deja ir con amor lo que te encadenaba. Recupera tu poder.
- Luis Montoya Birrueta
- 19 sept 2017
- 2 Min. de lectura

Todo aquello que te encadenaba para que no pudieras volar hacia tu libertad, hacia tu paz, hacia tu serenidad, todo aquello se ha ido para que ahora puedas emprender tu vuelo.
Sé que has librado las batallas más duras contigo mismo, contigo misma. Sé que te has desesperado en más de una ocasión, incluso al punto de rendirte para ya no seguir adelante. Sé que te ha llegado a quitar el sueño o te habrás despertado sobresaltada muchas veces. Sé que no veías la salida por ningún lugar y todo era oscuridad. Sé que el mundo se llegó a convertir en una amenaza para ti.
Pero todo esto ya no está más para ti. ¡Eres libre! Has conseguido levantarte de tus caídas. Has logrado hacer frente una y otra vez a tu peor enemigo, a tu peor enemiga que estaba dentro de ti mismo. Seguiste adelante aun con ese ligero soplo de esperanza, con esa voz que te decía, “¡sigue, sigue, sigue!”, “¡levántate!”. Continuaste adelante aun cuando la noche era demasiado oscura y fría. Seguiste adelante aun cuando no se veía la salida del túnel por ningún lado.
Brinda en este momento por ti, por tu gran valor, por tu gran coraje, por ese espíritu guerrero que está en ti. Brinda por todas esas personas que te han acompañado en este camino de espinas. Brinda por todos esos Seres que te han dado la mano y te han ayudado a seguir adelante.
Sé que en tu camino de tinieblas has hecho daño a personas que estaban contigo, pero libérate de esa carga ya que ellas también necesitaban pasar por esas experiencias. Pero sea como sea, les agradecemos desde el corazón y enjugamos las lágrimas que derramaron por nuestro comportamiento.
Ahora dejamos ir con amor profundo a todos esos seres, a todas esas personas, a todas esas energías, que nos permitieron ver el otro lado de la luna; que nos ayudaron a ver la noche para que pudiéramos sentir el día; que nos ayudaron a experimentar el frío más intenso para luego ser arropados por el calor del sol; que nos ayudaron a pasar la noche más triste de nuestras vidas.
Les damos las gracias ya que ahora vemos la luz después de la oscuridad; porque ahora estamos en paz, serenidad, y amor.
A ti precioso y divino guerrero de Luz; a ti preciosa y divina guerrera de Luz, gracias desde lo profundo de mi corazón por llenar de amor a este mundo. Gracias por haberte vencido a ti mismo, a ti misma.
Te amo.
“Q-La Vida”
Luis Montoya Birrueta
Comments